Refrescante, natural y sano. Un té bien frío es una estupenda opción cuando el calor empieza a apretar, pero ¿sabías por ejemplo que echarle hielo no es la mejor manera de prepararlo?. Te contamos cuáles son las 5 cosas que tener en cuenta para aprovechar al máximo su sabor y beneficios.
– No ahorres con las bolsitas de té. Lo mejor de esta infusión es su gusto por lo que la proporción ideal son 2 bolsas por cada 3 vasos de agua. Un truco para que sea más fácil desechar estas bolsitas es unir todas ellas con un nudo para poder tirarlas todas a la vez.
– Endúlzalo cuando el agua esté aún caliente. La disolución del azúcar es mucho más fácil con el agua en temperaturas altas. Nuestro consejo es que evites la glucosa todo lo posible pero lo más habitual es que nos guste contrarrestar el sabor amargo del té por lo que el azúcar moreno ó algún tipo de edulcorante natural pueden ser una buena elección.
– No dejes el té infusionar más tiempo del recomendado. Sobrepasarlo no significa más sabor pero es probable que si más amargor. Lo habitual es que siempre se indique los minutos que hay que dejarlo en el agua caliente en el envase.
– Dos son las formas de enfriar esta bebida: una hacer la infusión en agua caliente y solamente cuando se haya enfriado de manera natural a temperatura ambiente meter en la nevera; ó directamente hacerla con agua fría y dejar el té más tiempo en el agua mientras se enfría. No es recomendable en ninguno de los dos casos añadir hielos ya que eso haría que se nos agüe y pierda sabor. En caso de que aún así queramos utilizarlo tener en cuenta añadir más té.
– Los sabores cítricos son ideales para tomar en frío. Hoy en día hay multitud de opciones entre las que elegir, limón, vainilla, naranja incluso melón y lima le darán un rico sabor a tu té helado. Algunos trozos de fruta fresca cortada serán el toque final perfecto y natural para esta deliciosa bebida.